La rebelión silenciosa de la burocracia contra Nahle.

Línea Caliente / Por: Edgar Hernández

A la zacatecana cuando no le llueve le llovizna.

Hoy más de cien mil burócratas y familias que suman en promedio más de 350 mil votos se levantaron en armas al ser obligados a sumarse a los Siervos de la Nación en el proselitismo, pintas, colocación de lonas y asistencia obligada a mítines y marchas.

El desánimo se acrecentó por sacarlas repetidamente de las oficinas en horas de trabajo, llevarlas a prolongadas reuniones sin viáticos, lonche o trasporte y a que a fuerzas asistan con sus familias quienes deberán entregar sus credenciales de elector.

Acatan a regañadientes; les imponen y amenazan y saben que tarde que temprano habrán de cobrárselas el 2 de junio.

Hoy por lo pronto no tienen más que sumarse a la borregada en los mítines y marchas en los que se percibe una total falta de ánimo, de algarabía.

Y es que en Veracruz la alegría no se compra.

Hoy Rocío Nahle sí sabe lo que es amar en tierra jarocha en donde históricamente se rechaza a sangre y fuego a los invasores, a los fuereños que pretenden imponernos a la mala y a quienes históricamente han pretendido saquear nuestras riquezas, cultura y tradiciones.

López Obrador quiso imponer a la zacatecana a la mala y a la mala será echada.

Por donde se para es objeto de repudio que finge -para la foto- con una mueca de sonrisa. Le son exhibidas sus raterías y bienes patrimoniales y solo atreve, cual vil chaira a gritar ¡Son unos chismosos!

Acude a sus tres chayoteros defensores -algunos ya regresaron a tocar las puertas de Pepe- quienes todos los días se preguntan:

¿Y ahora de qué escribimos, sobre todo si ya le dijimos al opositor que tiene ranchos escondidos, mansiones ocultas, que es familiar de Yunes Linares, que en su otra vida seguro fue deshonesto, que es doble moral, pero nada le hace merma?

Lo de la burocracia, regresando al punto, sí que es un asunto de preocupación para Palacio Nacional que en el día a día confirma la caída en vertical de la fuereña.

Percibe además que un centenar de dependencias del gobierno del Estado y delegaciones federales ya se alzaron en un malestar generalizado en contra de Morena.

La primera dependencia que empezó a filtrar a la opinión público el descontento por la imposición de asistir a los eventos de Morena con sus propios gastos fue la Secretaría de Seguridad Pública.

No toleran los desplantes del sobrino del Gobernador, el imberbe Eleazar Guerrero, alto funcionario de le SSP quien gusta combinar las fiestas y orgías con la obligación partidaria.

En la Secretaría de Gobierno, cuando estuvo el siniestro Eric Cisneros, y ahora que está uno que apodan “Capulina”, se les obligó y sigue obligando a ir a fuerzas a los mítines de Nahle y hasta hace unos meses cargar féretros para marchar a las afueras de la Suprema Corte de Justicia de la Nacional.

En el Poder Judicial, hasta que la corrieron por ratera, la burocracia tuvo que aguantar los gritos y regaños de Joana Marlén Bautista, a quien dejaba a los empleados varados en la ciudad de México, sin comer.

 En la Secretaría de Desarrollo Agropecuario los empleados, particularmente las mujeres fueron obligadas a ir a un “salón privado” en la colonia proletaria “Progreso” de Xalapa, propiedad del socio del ex subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, ahí se les adiestra y se les enseña un poco más…

SIOP es otra área de obras públicas que nada aporta a Veracruz en materia de infraestructura carretera, pero si a la suma de votos en favor de Nahle.

La dependencia es encabezada por el hoy rubicundo Elio Hernández Gutiérrez, quien es el esposo de Ailett García, prima del Gobernador Cuitláhuac García.

Ailett pasó de ama de casa a magistrada y el marido de flaco y esmirriado de desempleado a titular de SIOP.

El punto es que al personal de SIOP también se le obliga, al igual que los miles de empleados de la SEV a sumarse a Nahle en marchas feministas, mítines por los 212 municipios y pinta de bardas los fines de semana.

En lo general toda la burocracia es obligada a entregar sus credenciales de elector, las de sus hijos en edad de votar, padres y abuelos para garantizar en la víspera que “no se vayan a distraer”.

Las órdenes precisas a las áreas administrativas de la Contraloría, Oficina de Gobierno y las secretarias de Gobierno, Finanzas, Seguridad Pública, Economía, Educación, Salud, Desarrollo Rural, Inclusión y Desarrollo Social y hasta la recién creada de Cultura al igual que las dependencias federales con personal que votará en Veracruz, son “obligar el voto en favor de Nahle”.

La consigna es “Empleo garantizado solo si hay voto para Morena”.

Son amenazas. Dicen ellos que “son oportunidades de nuevos empleos para familiares y amigos si gana Nahle” y dejarlos en paz, sin persecución, después del 2 de junio.

Todo está perfecto, salvo la revolución silenciosa que se está gestando al interior de las oficinas de gobierno en donde están hasta la madre de Cuitláhuac, de su familia y de Nahle y secuaces.

Se las van a cobrar el 2 de junio.

 

Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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