Ilusiones…

El Confesionario de Rasputín

El Confesionario de Rasputín

Por: Francisco Rubén Chávez Osorio

 

www.eltotonacapan.com

 

Caminando entre la gente y escuchando conversaciones ya sea en los autobuses urbanos, los mercados populares, en oficinas, la calle, etc., el comentario y lamento es el mismo de manera recurrente “todo está cada vez más caro”, “el dinero no alcanza”; y es que si hacemos un pequeño ejercicio de cálculo doméstico queridos amigos, en la suposición de que en una familia sea una sola persona quien trabaje y tenga un salario mínimo de alrededor de 170 pesos, a estos debemos descontar al menos 18 pesos, que es lo que cuesta el pasaje hoy en día para dos autobuses, y eso, si es que no tiene que transbordar…

Así pasan a ser casi 150 pesos, de los cuales una ama de casa seguramente hará magia para que rindan y si la familia quisiera comprar pollo ahí en el mercado vaya y verá que alrededor de 100 pesitos volarán, quedarían 50, faltan las tortillas de arriba de 15 pesos el kilo, 35 pesos, sin agregar verduras o un lujoso aguacate de a 80 y 90 pesos el kilo y eso sin considerar costos de gas doméstico, agua, y ya ni pensar en carne de res o cerdo.

 

Suena absurdo o increíble ¿verdad?, Pues no lo es…

 

Y por eso cuando leo o escucho de algún personaje que habla en el sentido de estamos muy bien, que el mundo es color de rosa y feliz, feliz…solo me hace pensar varias cosas: la primera que es parte del sistema que nos gobierna ahora o realmente es un ser que nunca ha sabido el costo de las cosas porque no tiene esa necesidad que la mayoría del pueblo vive diariamente y en el peor de los casos que es un desalmado embaucador que goza de venderle espejitos al pueblo bueno.

Porque si bien es cierto como lo dice el sabio refrán “lo que se ve no se juzga”, cuando los que trabajamos y a cambio de ello recibimos un pago, ese salario es lo que ocupamos para adquirir los bienes o servicios para satisfacer las necesidades y las de nuestras familias, ya sean escuelas, comida, gas, servicios como el agua, telefonía, internet, etc. y te das cuenta que cada vez cuestan más las cosas, y como dice la gente por todas partes “no hay dinero que alcance”, es porque se está perdiendo ese llamado poder adquisitivo, así que ni feliz feliz, ni nada que se le parezca, sino al contrario es solo un espejismo, una ilusión, y eso que hay una gran cantidad de personas que reciben los llamados “apoyos de los

programas asistenciales”, y ojo ese nos es un salario; es dinero extraído de quienes pagamos impuestos y de ahí se toma para regalarlo de esa manera discrecional, y no es que “ayudar” fuera malo, no , nada que ver, pero como dice también otro dicho muy conocido, pero con el que pocos se identifican o prefieren mejor nadar de a muertito y solo estirar la mano “si quieres darle de comer a un hombre un día, dale un pescado; pero si quieres que coma todos los días, enséñalo a pescar”, y es que como cuesta en muchas ocasiones cambiar esa forma de ser y mejor solo conformarse como dicen por ahí “deja de que querer salir de tu situación actual, no seas aspiracionista”…

Y es que, si esos recursos se encausaran de manera diferente y se trabajara en hacer un cambio de mentalidad, seriamos seguramente una gran potencia, pero es mejor mantener así las cosas, una actitud paternalista por parte del gobierno y por la otra una sumisa dependencia, un viejo y anquilosado modelo al cual se critica, pero se practica como fórmula mágica, lo trágico de esto es esa gran masa que acomoda en una gran zona de confort del mínimo esfuerzo y que vive a expensas de las dadivas del gobierno que granea a modo los dineros públicos, esos que salen de nuestros impuestos…

Lo cierto es que la realidad en los hogares está a la vista, la pérdida del poder adquisitivo es palpable, el resto es solo ilusión.

 

La verdad no peca, pero incomoda.

 

Los espero en el confesionario…

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